En el verano de 1791, un emisario del conde Franz von Walsegg-Stuppach, rico amante de la música, trasladó a Wolfgang Amadeus Mozart (Salzburgo, 1756 – Viena, 1791) el encargo de componer un Réquiem. La esposa del conde había fallecido en febrero, y su viudo pretendía interpretar cada año la pieza en su memoria. El emisario no reveló la identidad de su señor, y ofreció a Mozart la nada desdeñable suma de 225 florines, la mitad de lo que el salzburgués cobraba por una ópera. Aceptó la mitad como anticipo y pospuso la composición hasta haber preparado y dirigido los estrenos de La clemenza di Tito y La flauta mágica. Hasta el otoño no pudo concentrarse en el Réquiem. Avanzó a buen ritmo, pero el 20 de noviembre cayó enfermo, y falleció el 5 de diciembre. Por una ironía del destino, sin saberlo, sus últimos esfuerzos los dedicó a componer su propio réquiem (el Introitus y el Kyrie se interpretaron en el funeral de Mozart), que dejó inconcluso a su muerte. Había terminado el Introitus, el Kyrie y prácticamente toda la Sequentia, hasta los primeros ocho compases del Lacrimosa. Dejó además algún esbozo y, aparentemente, dio instrucciones sobre cómo terminar la obra a su discípulo y amanuense Franz Xaver Süssmayr. Había que completarla para que la necesitada viuda pudiese cobrar la mitad restante. La versión completada por Süssmayr se convirtió en la canónica. Süssmayr preparó una copia en limpio de la partitura y para ocultar la autoría múltiple imitó la firma de Mozart y fechó la composición en 1792. El conde Walsegg dirigió el Réquiem en memoria de su esposa el 14 de diciembre de 1793, presentándolo como una composición propia. La impostura tuvo un recorrido muy corto.
Programa:
Toivo Kuula (1883-1918)
Nuku
Papanni maja
Virta venhettä vie
Jean Sibelius (1865-1957)
El cisne de Tuonela op. 22
Finlandia op. 26
Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791)
Misa de réquiem en re menor, KV. 626
Solistas
Milagros Poblador, soprano.
Celia Alcedo, contralto,
Eduardo Pomares, tenor.
Rajiv Cerezo, bajo.