• 3 de mayo de 2019

La Novena de Beethoven

La Novena de Beethoven

La Novena de Beethoven 730 1024 OJEM

El lleno completo del Auditorio Nacional a 3 días del concierto y este breve vídeo no pueden mostrar la belleza del camino.

Cada semana, un grupo de músicos se reúne para ensayar. Hasta aquí, nada particular. Cada semana, un grupo de amigos se reúne para ensayar. Ya no se trata sólo de música. Pero podemos dar aún un paso más. Cada ensayo lo percibimos como una suerte de reunión de familia: la OJEM. Distintas procedencias, lenguas, edades, personalidades, pero un lazo afectivo común, jovial pero entregado, que unifica y armoniza el conjunto, ese lazo que incluso resuena en él.

Hoy afrontamos nuestro mayor reto: el que ha representado el mayor esfuerzo. Para entender la dificultad de Beethoven, han tenido que entrar y comprender su intenso universo sonoro con una enorme entrega y constancia. El joven músico tiene que aprender el lenguaje de la disciplina, el mismo que hablaba Beethoven, ese ímprobo esfuerzo que también hace el coro en tesituras descabelladas.

Hoy escucharéis a una joven orquesta y un coro amateur que no han afrontado anteriormente esta partitura. Han hecho suyo este lenguaje con incesante valor y temple para sentarse a hablar el mismo idioma del genio: el alemán, la técnica, las miles de notas imposibles, la fuga, los tempos…, pero también su alma y el intenso amor de quien nos ha dejado el legado de la integración universal.

Sin esa comunidad de esfuerzos no se llega a la vida, ni a entender su pulso que debe latir al mismo tiempo y en el mismo sentido. Por eso hoy La Novena. Porque es integración, porque nos une en la dificultad pero también en la belleza.

Sabiamente Séneca nos advierte: “No nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles, pero son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas”; y hoy se produce lo imposible, lo impensable. Nuestros valientes músicos, no sabían que lo era, o más bien se atrevieron, por eso lo consiguieron.

Querido público, “Seid umschlungen, Millionen!” Sentid nuestro abrazo espiritual en nuestro día. Día de concierto y por lo tanto de emoción y entusiasmo, de responsabilidad y disfrute, de valentía y de belleza, pero sobre todo de unión. Y más allá de tonos, afinaciones, notas y tempis, cada cual con su yo latirá en un nosotros.

Con humildad y respeto nos entregamos. Quizás su genio nos abrace. ¡Seguro! Porque más allá de la intimidante partitura, está nuestra profunda felicidad de caminar surcando este mensaje universal. Y lo habremos intentado. Juntos.

Gracias OJEM por aceptar el reto con tantas horas de esfuerzo, entrega, amor y felicidad.